jueves, 3 de octubre de 2013

Los cinco oficios de los ángeles.

Los cinco oficios de los ángeles según san Roberto Belarmino.

El primero y más importante es cantar las alabanzas de Dios. Nosotros hombres, llevados por la agitación de la vida, no sabemos dar a Dios la debida reverencia, alabanza y gratitud. En Isaías 6,1-3, leemos: "Vi al Señor sentado sobre un alto y elevado trono…y decían: Santo, Santo, Santo es el Señor Dios.

El segundo consiste en presentar a Dios las oraciones de los hombres e interceder por ellos. "Cuando tú orabas con lágrimas, y enterrabas a los muertos, y dejabas tu cena, yo (Gabriel) presenté tus oraciones al Señor". (Tob. 12,12) Y en el libro del Apocalipsis San Juan describe la visión de  un Ángel que portaba un turíbulo de oro a la espera de incienso, que eran las oraciones de los Santos, a fin de ofrecerlo a Dios. (Ap. 8,3). No satisfecho en enviar Profetas e incluso a su propio Hijo para redimirnos, quiso constituir a los Ángeles como vehículo para hacer llegar al Creador nuestras oraciones.

El tercero es anunciar los asuntos importantes de Dios. "¿No son, por ventura, todos ellos (los Ángeles) espíritus administradores, enviados para servir a favor de aquellos que han de heredar la salvación?" (Hb 1,14). Así aparecen anunciando a Zacarías el nacimiento del Precursor, a María la Encarnación del Hijo, a las mujeres la Resurrección y a los discípulos su quehacer tras la Ascensión. Además podríamos pensar que las inspiraciones divinas no son sino los propios pensamientos, o fruto de nuestra propia imaginación. Pero no podemos dudar del papel de los ángeles en la Providencia de Dios.

El cuarto oficio angélico es proteger a los hombres, dada su debilidad, como preceptores, tutores, abogados, médicos, defensores… Porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos” (Sal. 91, 11). "Mirad, no despreciéis alguno de estos pequeñitos, porque yo os digo que sus Ángeles en los Cielos ven siempre el rostro de mi Padre, que está en los Cielos". (Mt 18,10)   Así que ¿cómo desistir del recurso a su auxilio en nuestras contrariedades y fracasos, e incluso nuestros pecados y vicios para curar las heridas de nuestra alma?
  
Y el quinto cometido, que se menciona en los evangelios, es “arrancar todos los escándalos y a los que obran la iniquidad y arrojarlos al horno de fuego” en el día final. (Mt 13, 41)
  
(San Roberto Belarmino, Elevación de la mente a Dios por los grados de las cosas creadas. Noveno grado. Capítulo VI) .
http://es.gaudiumpress.org/content/51307

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