Los cinco oficios de los ángeles según san Roberto Belarmino.
El primero y más importante es cantar las alabanzas de Dios. Nosotros
hombres, llevados por la agitación de la vida, no sabemos dar a Dios la debida
reverencia, alabanza y gratitud. En Isaías 6,1-3, leemos: "Vi al Señor
sentado sobre un alto y elevado trono…y decían: Santo, Santo, Santo es el Señor
Dios.
El segundo consiste en presentar a Dios las oraciones de los
hombres e interceder por ellos. "Cuando
tú orabas con lágrimas, y enterrabas a los muertos, y dejabas tu cena, yo (Gabriel)
presenté tus oraciones al Señor". (Tob. 12,12) Y en el libro del
Apocalipsis San Juan describe la visión de un Ángel que portaba un turíbulo de oro a la
espera de incienso, que eran las oraciones de los Santos, a fin de ofrecerlo a
Dios. (Ap. 8,3). No satisfecho en enviar Profetas e incluso a su propio Hijo
para redimirnos, quiso constituir a los Ángeles como vehículo para hacer llegar
al Creador nuestras oraciones.
El tercero es anunciar los asuntos importantes de Dios. "¿No son, por ventura, todos ellos (los
Ángeles) espíritus administradores, enviados para servir a favor de aquellos
que han de heredar la salvación?" (Hb 1,14). Así aparecen anunciando a
Zacarías el nacimiento del Precursor, a María la Encarnación del Hijo, a las
mujeres la Resurrección y a los discípulos su quehacer tras la Ascensión. Además
podríamos pensar que las inspiraciones divinas no son sino los propios
pensamientos, o fruto de nuestra propia imaginación. Pero no podemos dudar del
papel de los ángeles en la Providencia de Dios.
El cuarto oficio angélico es proteger a los hombres, dada su debilidad, como
preceptores, tutores, abogados, médicos, defensores… “Porque a sus ángeles ha dado órdenes para que
te guarden en tus caminos” (Sal. 91, 11). "Mirad, no
despreciéis alguno de estos pequeñitos, porque yo os digo que sus Ángeles en
los Cielos ven siempre el rostro de mi Padre, que está en los Cielos". (Mt 18,10) Así que
¿cómo desistir del recurso a su auxilio en nuestras contrariedades y fracasos, e
incluso nuestros pecados y vicios para curar las heridas de nuestra alma?
Y el quinto cometido, que se menciona en los
evangelios, es “arrancar todos los escándalos
y a los que obran la iniquidad y arrojarlos al horno de fuego” en el día
final. (Mt 13, 41)
(San
Roberto Belarmino, Elevación de la mente a Dios por los grados de las cosas
creadas. Noveno grado. Capítulo VI) .
http://es.gaudiumpress.org/content/51307
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