martes, 19 de febrero de 2013

Una reflexión personal.


Quisiera compartir esta reflexión personal, hecha con modestia e incluso con un poco de temor y temblor.

Me da qué pensar la alusión que hizo el Santo Padre, en la homilía del pasado Miércoles de Ceniza, a la unidad del “cuerpo eclesial” y a los “individualismos y rivalidades”. Parece apuntar a un asunto grave; y no cabe duda de que el Papa sabía la trascendencia de sus palabras ante cardenales, personal de la Curia y fieles de distinta procedencia y  compromiso eclesial. Por ello, me afirmo en estas cuatro realidades, de cara a la próxima elección papal que para algunos miembros de la jerarquía “no cambiará nada en la Iglesia”.

Primera: El cónclave lo componen cardenales santos y pecadores. Esta realidad fue introducida en el mundo por la libertad humana, y ahora forma parte del plan divino.

Segunda: A los fieles no nos llega casi nada de los manejos humanos y perversos del “cuerpo eclesial”, ya que los pastores de la Iglesia tienen miedo a que nos escandalicemos. Y esto, a pesar de que el Papa Benedicto XVI insistió bastante en la transparencia en todos los ámbitos.

Tercera: La fe-esperanza cristiana nos asegura la asistencia de Dios en la vida de la Iglesia.

Y cuarta: Nosotros hemos de intensificar esa oración constante y confiada que Jesús nos mandó; al tiempo que trabajamos sencillamente, y a ras de suelo, en la tarea diaria con verdadero estilo cristiano, aun viendo cómo parece cumplirse en las altas esferas eclesiales la profecía de Jesús: "y creerán hacer un servicio a Dios". (Jn.16,2)

No hay comentarios:

Publicar un comentario